viernes, 14 de agosto de 2009

Media playa

Dicen que un (1) hombre cansado, caminó con sueño,
sonámbulo sonando

soñando despierto

con las rodillas ligeramente torcidas hacia abajo,
haciendo llorar sus huesos,
ahogando sus meñiques impávidos,
enterrándose desterrado.

Llegó hasta un páramo-playa, se detuvo y un piano de cola -cola de perro marrón, manchada- hizo brillar sus pupilas. Se acercó, como se acerca un ogro a un espejo y vio que estaba lleno de agua. Adentro flotaba medio cuerpo (de pescado) sólo la cola (otra vez la cola, pero marcadamente angulosa) y parece que apestaba verde, el agua de río verdosa, en donde el pez desgraciadamente era sustraído por una fuerza extraña que le daba electricidad, y del shock le arrancó las vísceras y la cabeza, que fueron a parar a la playa que de sangre estaba roja ya.
El hombre, rastreó las huellas del horror y así se internó, sin darse cuenta, enceguecido, en el río putrefacto. Anduvo hacia adentro con los ojos abiertos para observar la fauna marina, pero como no estaba en el mar, sólo se encontró con mugre y restos, y más cabezas mutiladas de pejerreyes y de bagres, y un maxilar de vaca infortuitamente ahogada al confundir aparentemente el río, con un campo quemado de alfalfa.
El hombre, siguió entero (sin doblar las rodillas esta vez) y sin ahogarse. Tan cansado estaba de su cansancio, que no podía detenerse en detalles tan nimios como el agua metiéndose por su nariz y boca. Sus pulmones desgastados iban absorbiendo el agua lenta y oxidada como la de los baños públicos, tanquecitos sarrosos de líquido marrón amarronado. Los oídos sordos, repletos de escarolas y plantas acuáticas, y algas agarradas a la laringe como serpientes ensañadas. Los ojos cada vez más abiertos, desorbitados, como saliéndose por la presión ejercida en el cuello. El hombre cansado, cada vez más cansado, juntaba en acto mecánico el espinazo de los peces y los tiraba (en acto mecánico también) otra vez al agua, mientras se internaba profundo,
cada vez más profundo,
en el río de mierda,
con la convicción, de que estaba
llegando
a algún lugar.

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