viernes, 21 de agosto de 2009

Yo y las otras tres

Ellas eran tres mariposas que me acompañaron durante la jornada. Yo las vi encenderse, volar hasta mi. Meterse en el mar, en un ropero viejo yo buscaba mi ropa y un grillo me saltó al ojo. Pensé: buena suerte” y hasta luego. El grillo saltó hasta mi hombro. Yo me puse un camisón. Así, con grillo en cuerpo y un sendero marcado por mariposas, me restituí hasta llorar. Hubo un momento en que no quise seguir, pero después me senté a pensar en una piedra y pensé que no podía pasarme nada malo, si tres mariposas purpúreas me llevaban de las piernas. Anduve largo rato, qué bruta, cómo anduve, comiendo de vez en cuando bayas y tomando rocío de las flores que aparecían tímidas entre cartones cotidianos. Todo el camino estaba hecho de papel y muchas veces me pregunté si esto no lo estaba soñando (por las mariposas) pero no quise indagar por inseguridad índiga. Me da miedo lo que no es terrestre, asi que afirmé los pies a los zapatos tan acordonados y levanté vuelo con las mariposas, arrastrándome a pocos metros del suelo, pero sin volar (levando).
Cuando vi el mar celeste me dieron ganas de llorar otra vez. Risueña, estaba, lloraba de la risa, de algo tan alegre y cálido. Después me acordé.
Era de noche y las otras mariposas ya no estaban. Sola no me quiero quedar. Para eso canté una canción. Cuando la canción terminó canté otra y otra y así. Hasta que hubo silencio. Silencio abismal, de pozo. Grité en la oscuridad tremenda. Grité para escuchar mi voz. De día había estado contenta con mi sombrero amarillo y las violetas. Pero de noche sola, y entonces a hacer ruido. Pim- pam- pum. Larala. Esta soy yo. Esta soy yo.
Me dormí cuando el sol comenzó a salir.
Como una yema. Yo lo vi. Yo lo yamé yena. El sol yan. Ya, ya… la yema que yo no vi.
Las horas pasaron. Pasaron dentro del ropero donde al final parece que tomé el sueño. ¿O fue el grillo? Salí y no había camino. ¿Y las mariposas? Todo oscuro.
Volví a gritar.
¿Y mis alitas?
¿Y las ventanas?
Tengo miedo, otra vez.
La soledad el silencio.
Ellas me siguieron. Me trajeron hasta aquí.
¡Hajjjjj! (una respiración profunda, una conmoción interna, asma) ¡Hajjj!
El ropero, la oscuridad.
Ya me di cuenta.

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