martes, 2 de octubre de 2007

Soñó que...


Soñó que una noche de luna, la luna caía sobre su cama y hundía los libros que flotaban en ella, que la cama era un pozo inacabable de palabras, que había agua. Sentía los pies mojados y era el agua que estaba entrando por su almohada. Quedó sumergida en aquel líquido precioso y transparente.
Las cosas cambiaban.
Soñó que unos pájaros se la llevaban del pelo y la depositaban en una cueva vieja, en donde otras aves la esperaban para picotearla. Soñó con un campesino huesudo que deambulaba desnudo entre la siembra de trigo, y que al verla pasar, se quitaba su gorro de paja. Soñó que corría por un bosque espeso de olivos y que al llegar al final (…) unas vías oxidadas de tren la esperaban como comienzo de algo nuevo. Soñó con cuises y con perros rabiosos, y también cree que soñó con una vaca flaca que le clavaba la mirada. Soñó con un cielo diáfano que se horadaba de a poco y se deshacía hasta hacerse nada. Soñó con la nada. Todo blanco, y despertó. Al encontrarse en su cama seca y sin luna en la ventaba, comprendió que todos esos sueños le estaban anunciando que pronto iba a morir.

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